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Foto del escritorNeoCan Company

LA IMPULSIVIDAD CANINA

La impulsividad, todos la conocemos y muchos hemos sido, somos y seremos impulsivos en determinados momentos de nuestras vidas. Pero, ¿qué es la impulsividad?


En Psicología, la ciencia que estudia el comportamiento, los procesos mentales y la relación de todo esto con el entorno, una persona impulsiva es alguien que reacciona de manera inesperada, rápida e inmediata, sin pensar en las consecuencias, ante la presencia de un estímulo.


Un perro impulsivo puede ser aquel que no se para a pensar en que primero debe haber un ritual de saludo antes de jugar con un perro que no conoce, si no que si le apetece jugar directamente salta o embiste para hacerlo.


Las respuestas impulsivas también están muy relacionadas con la agresión y una baja tolerancia al estrés y a la frustración.


La reactividad muchas veces va de la mano de la impulsividad, pero una respuesta reactiva no tiene por qué ser mala.

Si veo un insecto posarse en mi mano y mi mente lo visualiza como una avispa voy a retirar la mano sin meditar sobre ello, ya que esperar a fijarme mejor en sus colores y tamaño para determinar si es una avispa o una mosca me podría costar una picadura bastante dolorosa. El retirar la mano en ese momento es una respuesta reactiva que me ha salvado de una picadura.


“Puede existir impulsividad sin reactividad, pero todo perro reactivo es impulsivo”


Es por eso que trabajar la impulsividad va a ayudar mucho en ambos casos y en distintos momentos de la vida del perro. ¿Ladrar cuando tocan al timbre? ¿Recibir saltando a la gente que llega a casa? ¿Ser brusco a la hora de querer conocer otro perro? ¿Querer perseguir cada bicho viviente? Todas estas son conductas en las que la impulsividad mueve algunos hilos.


Esto no quiere decir que todo tipo de reactividad en perros desaparezca trabajando la impulsividad. En muchos casos, hay también problemas emocionales como miedo, inseguridad o agresión no-impulsiva, por lo que también se hará necesario trabajar la gestión emocional de manera paralela a la impulsividad.



Algunos factores dentro de la impulsividad

La impulsividad es una cualidad cognitiva, un constructo multifactorial (engloba procesos cognitivos, emocionales y neuronales que actúan juntos) en la que el control inhibitorio tiene MUCHO que ver.


Otros factores:


  • Inhibición de las respuestas. A un perro impulsivo le cuesta ser capaz de “aguantar” la conducta.

  • Resistencia a la demora del reforzamiento. A un perro impulsivo le cuesta esperar mucho tiempo el recibir un refuerzo. En una conducta predatoria, el refuerzo podría ser simplemente el perseguir a la presa.

  • Impaciencia.


La impulsividad no es algo malo, es algo que hay que aprender a gestionar. Y enseñaremos a nuestro perro cuando la falta de control impida o limite su calidad de vida y su bienestar.


No es lo mismo jugar en casa que de invitado

La impulsividad tiene mucho que ver con el auto-control, como ya habrás anticipado. Sin embargo, hay muchísima gente que presume de tener un perro con un auto-control de diez, se hace todos los ejercicios de los tutoriales a la dificultad máxima en casa. Pero en la calle… es otra historia.


Esto ocurre porque en el control inhibitorio (ser capaz de iniciar algo y luego abandonarlo) las capacidades cognitivas y de decisión del perro están presentes, y estas capacidades no son iguales en un entorno controlado como es nuestra casa, donde casi todo pasa a fondo, que estar en un sitio que no conoce o en la calle: otros olores, perros pasando cerca, personas corriendo, coches pitando… Parece lógico que al perro le cueste mucho más controlarse en esa situación.



Puntos que favorecen la impulsividad

1. Los paseos en ciudad y con correa corta, que no favorecen que el perro se relaje, ayudan a la impulsividad. Y es por lo que vemos a perros de ciudad ladrando frenéticos o reaccionando más fácilmente que perros de entornos tranquilos.


2. El estrés. Sufrir de mucho estrés o vivir distrés cada día, hace que el perro esté mucho más irascible y que sea más fácil que reaccione a algo que le molesta, preocupa o a lo que quiere acercarse.


3. Impedirle que se comunique o se apacigüe. Los perros tienen dentro de su lenguaje distintas señales corporales que les permiten relajarse a sí mismos ante situaciones que les tensan. Muchas veces, sobre todo si van de la correa, nosotros no les permitimos dar estas señales, contrarias a la impulsividad, por lo que terminan teniendo conductas más impulsivas para llegar a lo que quieren.


4. El agotamiento mental también hace que a un perro le cueste mucho más ser paciente.


5. El estado emocional. Un perro nervioso favorece la impulsividad, mientras que uno tranquilo favorece el auto-control. También es más fácil que un perro feliz sea impulsivo, ya que la valencia emocional es la misma. Esto se ve fácil cuando llegamos a casa, si nuestro perro está muy feliz es más fácil que sea impulsivo a la hora de saludar. Lo mismo ocurre nada más salir por la puerta de casa para salir a pasear. Habrás notado que nada más salir le ladra a casi cada perro y a la vuelta pasa de todos, parece otro, ¿verdad?



Principales puntos a trabajar en un perro impulsivo

1. Los frenos. A los perros (y humanos) impulsivos les cuesta dejar de hacer una conducta que ya han iniciado o que están a punto de iniciar. Fortaleciendo los frenos de nuestros perros haremos que les cueste menos ignorar lo que antes les activaba.


2. Autocontrol. Es prácticamente opuesto a la impulsividad. Que el perro sea capaz de interactuar o estar presente al estímulo sin reaccionar reactiva o impulsivamente.


3. El acelerador. El acelerador se trabaja de manera conjunta a los frenos y sirve justamente porque no queremos que el perro no inicie conducta, si no que no lo haga de manera impulsiva y, que si lo hace, sea capaz de frenar.


4. La paciencia. Cuando estemos entrenando los otros puntos, podemos meter una señal que le diga al perro que si espera va a obtener lo que quiere. Esto es más importante de lo que parece porque para los perros impulsivos el hacer que algo sea más fiable favorecerá que repriman las ganas de actuar.



Claves para enseñar a tu perro un comportamiento tranquilo

  • Identifica qué es lo que el perro quiere en una situación determinada: esa será su recompensa.

  • Dependiendo de la situación, el perro puede querer salir, tu atención, comida, un juguete o un rato de juego con otro perro.

  • Espera pacientemente a que el perro haga el comportamiento que quieres que repita para recompensarle: si el perro tira para salir por la puerta y al final lo consigue o si al saludar salta para llamar la atención y se le acaricia, el perro volverá a hacer esas acciones incorrectas.

  • Espera a que deje de realizar esas malas acciones y premia la correcta (cuando deje de tirar por un momento o cuando tenga las cuatro patas en el suelo).

  • Practica tu paciencia: mantén la calma. La frustración y la irritación sólo contribuirán a la excitabilidad del perro y será más difícil que se calme.

  • Sé constante: la enseñanza es efectiva cuando es consistente. Una vez que eliges qué


  • comportamiento específico vas a trabajar debes seguir adelante con la confianza de que verás los resultados de tus esfuerzos.



Busca oportunidades para enseñar a tu perro el autocontrol:

  • Pide al perro que se siente y espere tu señal para comer.

  • Haz que el perro espere antes de entrar o salir del coche.

  • Al llegar a casa espera a que se calme y no salte antes de darle tu atención.

  • Durante el juego haz que espere antes de ir a por la pelota o el juguete.


El control de los impulsos es una de las cosas más importantes que puedes enseñar a tu perro. Se volverá más tranquilo, más centrado y más fácil de controlar en general.

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